El sistema financiero de un estado está compuesto por un conjunto de instituciones, medios y mercado. Su función es transferir y redireccionar el flujo de fondos que generan las unidades de gasto con superávit, es decir, los ahorradores, hacia los prestatarios o unidades de gasto con déficit (demandantes de recursos).
El sistema financiero tiene como objetivo principal facilitar la actividad económica de un país y relacionar a las instituciones que ofrecen depósitos con las unidades que los necesitan.
En otras palabras, un sistema financiero saludable garantiza la retribución y la asignación eficaz de los depósitos financieros. Esto permite proporcionar los instrumentos apropiados a una economía que los demanda, no solo de acuerdo a su cuantía, sino también a su volumen, naturaleza, costes y plazos.
El sistema financiero permite una estabilidad monetaria y financiera gracias a que en su estructura se desarrolla una política monetaria activa que involucra a las autoridades monetarias y origina una evolución de las principales prioritarias en el desarrollo económico.
En un sistema financiero es posible movilizar el ahorro, asignar los depósitos existentes, facilitar la gestión del riesgo, ejercer el seguimiento y control empresarial y facilitar el intercambio de bienes y servicios.
Los agentes económicos que intervienen en el sistema financiero son dos:
Los ahorradores están representados por los hogares, aunque también están las empresas y las administraciones públicas que pueden encontrarse en algún momento con un exceso de fondos y, como opción de rendimiento, opta por prestarlos.
Las piezas que engranan el sistema financiero son los activos o instrumentos financieros, los mercados financieros y las instituciones o intermediarios financieros. Analicemos el concepto de cada uno de ellos:
Los activos financieros están clasificados en:
El precio que se establece en los activos financieros en el mercado viene dado por la oferta y la demanda de un momento determinado. En España, el principal mercado financiero que existe es el de la deuda, más conocido como ‘La Bolsa’.
Para que los mercados financieros funcionen correctamente, existen los organismos reguladores del sistema financiero. Estos organismos se encargan de supervisar el cumplimiento de las leyes que son emanadas desde el Parlamento español. Los principales organismos que cumplen esta función son el Banco de España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones del Ministerio de Economía y Hacienda.
El Banco de España supervisa a las entidades de crédito que captan fondos del público y a otras entidades financieras que, sin ser bancarias, se dedican fundamentalmente a otorgar créditos y a prestar garantías y avales.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) tiene la finalidad de proteger a los inversores. Es la institución llamada a regular y supervisar los mercados de los bienes y valores y las entidades que las en ellos intervienen.
La Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones del Ministerio de Economía y Hacienda es la institución que controla la actividad aseguradora privada, la mediación de seguros privados y los planes y fondos de pensiones.
Cuando hablamos de estos intermediarios financieros, estamos hablando de cooperativas de créditos, bancos, empresas dedicadas al negocio del leasing, cajas de ahorro, fondos de inversión, fondos de pensiones y de inversión, entidades aseguradoras, etc.
Entre los instrumentos más utilizados en el sistema financiero tenemos:
Es muy importante mantener un sistema financiero sólido que permita desarrollar los proyectos de inversión de una economía y que, a su vez, contribuya al crecimiento económico, que sea generador de riqueza y que sea sostenible.
Para mantenerlo, a veces será necesario anticiparse a la crisis y minimizar los costes por los fallos propios del mercado y que están relacionados con el mismo sistema.