Si bien todos sabemos que las deudas hay que pagarlas siempre, en ocasiones un imprevisto puede dar lugar a que no se pueda hacer frente a una deuda. Es por ese motivo que, antes de solicitar un crédito o un préstamo, es necesario plantearse si realmente se necesita ese dinero en ese momento, cuál va a ser su finalidad y si se tiene la capacidad para devolverlo en el plazo de tiempo acordado. Aún así, puede suceder que, teniéndolo todo bien planeado, la vida haga que no sea posible devolver el dinero. Cuando esto ocurre, empieza un calvario de llamadas y gastos para el deudor, su deuda se ve incrementada por los intereses de demora. Esta situación puede provocar ansiedad y perjudicar varios aspectos de la vida de la persona que tiene la deuda, más si empieza a ser acosada por las entidades de crédito.
Para evitar que se den situaciones desagradables al no poder hacer frente al pago de una deuda, antes de que se llegue al impago es importante ponerse en contacto con la entidad de crédito y exponer el problema, con toda probabilidad se llegará a un acuerdo pues lo que quieren es cobrar, no llegar a situaciones que van a dilatar el problema en el tiempo y que les van a causar pérdidas.
Pero, si no se ha negociado una prórroga u otro método para hacer frente a la deuda, y si la empresa no ha podido cobrar de ninguna manera, lo más habitual es que deriven la deuda a una empresa de cobro, lo que puede ser molesto para el deudor dado las prácticas desagradables que algunas de estas empresas o sus empleados pueden tener. Sin embargo, existe una serie de situaciones que pueden dar lugar a que el deudor pueda denunciar a la empresa que lo está acosando. Son las siguientes:
Cuando se sufre una situación de acoso, la persona acosada entra en un estado de ansiedad que va minando su capacidad para hacer frente a otras cuestiones de su vida, esto crea un grave perjuicio. Lo que se debería hacer es denunciar a la empresa acosadora; sin embargo, no siempre se tienen ánimos para ello o no se puede demostrar claramente. Existe otra posibilidad para frenar el acoso por impago, y es enviando una carta o un mail a la entidad de crédito con la cual se tiene la deuda informándole que estamos sufriendo un acoso, ya sea por ellos o por la entidad de cobro a la que ellos han delegado el pago de la deuda.
También enviar una carta o mail a la empresa que nos acosa recordándole, en el caso que lo haya hecho, que está llevando a cabo prácticas que vulneran la ley, proponiéndoles así mismo otro método de comunicación. De este modo, es posible que cese la presión, aunque la deuda seguirá existiendo.
En el caso de estar sufriendo un acoso, es importante recabar todas las pruebas posibles de tal situación para poder interponer una denuncia bien ante el juzgado o bien ante los Cuerpos de Seguridad del Estado.
Si estás siendo acosado por el impago de una deuda, no permitas que minen tus emociones. Sí, tienes una deuda a la que no has podido hacer frente, pero esto no hace que seas una mala persona ni da derecho a nadie a intimidarte. Intenta negociar un método para devolver el dinero, no te escondas frente al problema, porque de ese modo solo conseguirás sufrir ansiedad durante más tiempo y el problema va a seguir estando ahí. Se trata de una situación que puede durar años, las empresas nunca dejan de reclamar una deuda aunque no lo hagan durante un tiempo.