Si una persona no está muy al tanto del sector financiero, es probable que surja la duda de si un préstamo personal o un crédito al consumo es lo mismo. Pues no, son productos financieros totalmente diferentes y que es aconsejable conocerlos por separado para valorar si uno u otro es el que más nos conviene.
Ante todo, hay que saber diferenciar entre un crédito y un préstamo.
Crédito: la entidad financiera concede a su cliente un máximo o tope de dinero, en el que puede gastar parte de él o todo. El cliente solo paga por la cantidad de dinero gastada, pudiendo subir el tope si lo desea, conforme va saldando la deuda.
La cantidad máxima dependerá de la entidad financiera. Los créditos pueden ser en tarjetas para su uso en cajeros y establecimientos, o en la cuenta bancaria propia del cliente.
Préstamo: el cliente podrá disfrutar de la cantidad de dinero que reciba en su cuenta bancaria y haya solicitado. Deberá saldar la deuda de toda esa cantidad, la haya gastado o no. Es aconsejable, en este caso, pedir el dinero que realmente se necesite. Los préstamos varían en cantidad de concesión, gastos y plazos de tiempo de devolución conforme a la cantidad total.
Tanto en los créditos como en los préstamos, se pagarán unos intereses, salvo en algunos minicréditos para nuevos clientes, que hay gratuitos.
Como acabamos de indicar, un préstamo personal tiene una garantía personal del cliente sobre una cantidad de dinero solicitada a una entidad financiera y enviada a su cuenta bancaria, para que la pueda usar y devolver en el plazo de tiempo estipulado, junto con unos intereses.
El cliente podrá gastar o no esa cantidad, aunque es aconsejable que pida lo que realmente necesite y se cerciore de que realmente pueda devolverlo cuando debe ser, para evitar gastos de demora u otros.
Puede haber varios tipos de préstamos personales en función de la cantidad de dinero que se solicite a la entidad bancaria:
Préstamo hipotecario: hasta 300.000 euros se pueden pedir, a devolver en máximo 20 años, y un TAE medio entre el 11 y el 16%.
Créditos al consumo: dentro de los préstamos personales, encontramos los créditos al consumo. Estos sirven únicamente para poder financiar una compra en concreto, a devolver en varios plazos y con un interés adicional (en la mayoría de los casos). Se puede conceder una tarjeta de crédito solo para el uso de financiación de la compra del establecimiento en concreto, o no.
En bancos, entidades financieras, compañías crediticias de capital privado o en plataformas de crowdlending (contacto directo con varios prestamistas particulares).
Únicamente en el establecimiento donde se va a adquirir la compra (grandes almacenes, agencias de viajes, organización de eventos, etc.). Cada establecimiento contará con una o varias entidades financieras asociadas para que el cliente pueda financiar su compra.
Para poder optar por un préstamo personal o por un crédito al consumo, el cliente deberá:
Es conveniente pedirlos en caso de necesidad real. Si es un capricho o no se sabe a ciencia cierta si se va a poder devolver cuando lo indique la entidad financiera, mejor no pedirlos.
Hay que tener en cuenta que todos conllevan una serie de intereses a pagar, gastos de demora (en caso de no pagar cuando se deba), y la posible inclusión en un listado de morosidad si no se paga.
Cada persona individualmente deberá valorar si realmente necesita el préstamo personal o el crédito al consumo, y si va a poder devolverlo. Por ello, es vital comparar entre todos los que se ofertan prestando especial atención al TAE.